Hilde Offenbach
Zu Händen vom Herr Klug
München, I-XII-MCCMLV
Lieber Freund:
Hace meses que esta casa no cuenta con su presencia y tanto Ernst como yo misma estamos deseosos de su compañía. ¿Aceptaría la invitación que le hago con la presente?. ¿Vendrá a vernos antes de que caiga la última nevada de este año?. Mi intención es preparar una cena íntima, tan sólo para dos o tres parejas y algunos amigos: nada formal... sólo íntimos, con el fín de celebrar la llegada de las fiestas navideñas.
Viejo amigo: he de decirle también que necesito verle; no ya sólo por el placer de su gratísima compañía, sino porque en el último mes no me he encuentrado bien: he perdido fuerzas y me hallo siempre cansada, al borde del agotamiento... mas ya sabe de mi tendencia a la anemia. No: no es eso. Procuro alimentarme como me ha prscrito: dar largos paseos al sol y tomar baños con sal a menudo.
Es algo... distinto. No es ya el cansancio físico, sino una especie de apatía mental y espiritual. Un vacío... una "nada" que llena mi mente y la ocupa como si de un costal de algodón se tratase... y en mi alma ocurre lo mismo: no es un acontecimiento que me haya priavado de creencias, deseos, sueños... no sé cómo explicarle, querido amigo. Sólo siento VACIO. Como si no me perteneciera a mí misma, como si fuera solo un cuerpo
He tenido pérdidas de memoria muy extrañas en los últimos días: de recuerdos antigüos y nuevos, de experiencias que alguien me recuerda tuve y no consigo recordar. Y esta apatía, este cansancio infinito...
No he querido molestarle y el médico del distrito me ha aplicado una serie de sangrías... pero no he mejorado. Todo lo contrario; pues este estado mental y anímico persiste, agravándose la anemia crónica que padezco.
No le he comentado nada a Ernst, pues no deseo preocuparle sin motivo, sin saber... pero en los últimos días le he descubierto siguiendo mis movimientos con la mirada tan fija que, a veces, llega a provocarme pánico. Quizá esté excesivamente sensible a causa de estos padecimientos que le relato...
No debo molestarle más, mi buen amigo. Quedo realmente impaciente a la espera de su respuesta y confirmación de asistencia a esta pequeña reunión cuya fecha le indico en el tarjetón adjunto
Immer Ihr Freundin
Hilde Offenbach
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Dr. Alaric Klug
Zu Hilde Von Offenbach
Baden: X-XII-MCCMLV:
Mi muy querida amiga:
Con sumo gusto acepto la invitación que tan cortesmente me ha hecho llegar.
No obstante, y si mi presencia no les es molesta, mi intención es acudir a visitarles con una antelación de cuarenta y ocho horas, aproximadamente, a la fecha de la reunión: determinados asuntos me requieren precisamente en esos días en Munich, por lo que aprovecharía mi estancia para reconocerla antes de que lleguen nuestras amistades con motivo de la cena.
He de confesarle,estimada Hilde, que su carta me ha llenado de desazón. Quizás sea ésta la anemia más grave por la que ha pasado, y quizas a consecuencia de esas sangrias que dice le han practicado. No dudo de sus palabra ni su sexto sentido al achacar sus sintomas a un mal más profundo, pero me gustaría descartásemos el daño físico antes de buscar otras causas.
Mi buena amiga: son muchos los años, desde que su recordado padre me instruyó en las artes médicas, que la conozco. Y nada debe temer ni crearle angustia de ningún tipo. Sabe que este viejo amigo pondrá siempre sus conocimientos científicos y su amistas al entero servicio de su familia. Han sido vds. para mí durante estos años la familia que nunca tuve.
En cuanto a Ernst, seguramente se habrá percatado de esos síntomas que me narra y estará, a buen seguro, preocupado. La observa a causa del amor que la tiene y es seguro que jamás he visto a un esposo tan enamorado.
Nada le preocupe pues hasta mi llegada. Pronto, querida amiga.
Alaric Klug
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