La sensación llegó por vez primera cuando uno de mis representados me prometió, además de abonar mi Cuenta de Derechos, regalarme "tropecientos" kilos de miel ... salvaje.
En esos momentos sólo pensaba en cómo darle las gracias declinando el ofrecimiento ... porque por mi mente corrían imágenes de mi espalda rota en mil pedazos mientras transportaba tanto kilo de miel como me prometían ... e intentaba dilucidar con rapidez a cuantos de mis parientes podía "colocar" dicha miel. ¿Y si resultaban ser alérgicos, porque los humanos estamos ya demasiado acostumbrados a los alimentos ultra-procesados? ...
Pero terminé, para variar, siendo la ingénua Caperucita. Y en mi caso, no sólo el Lobo no trajo la tan prometida miel, sino que, además, jamás pagó mi Cuenta.
Habría dado algo porque el Leñador se hubiera "manifestado" y le hubiese dado una lección al Lobo. Pero no .. no había ningún Leñador.
Desde entonces me han ofrecido cosas tan variadas y absurdas (a cambio de mis honorarios, claro) que, en ocasiones, pienso que las he debido soñar ... o que vivo en una especie de broma malvada. Algunas de ellas con buena voluntad (creo ...) y otras con ánimo "ab initio" de no cumplir. En cualquier caso, el "The End" del cuento es el mismo: Me he quedado sin cobrar.
Lo más parecido a Mr. Grey en la vida de un Procurador es un/a Abogad@ que le ofrezca un mundo ilimitado de pleitos con mandato de clientes que abonen el trabajo igual que pagan los tomates en la frutería: sobre la marcha y sin rechistar. Un/a Abogad@ que vele por tu Cuenta lo mismo que vela por su Minuta mientras te dice (no hace falta que te lo susurre con voz insinuante) parafraseando a "The Weeknd" :
.- "You've earned it"
No somos mercenarios" que deben trabajar mucho por poco. Ni espartanos siempre preparados para la batalla, estén o no en condiciones físicas para ello. Ni tenderos de una Kasbah en la que no hay precio, sino regateo.
Pero la realidad es bien distinta. Con lo cual, efectivamente, somos mercenarios, espartanos y tenderos de Kasbah. Podríamos interpretar cualquier novela de aventuras.
Y, después de todo, volviendo al título, Mr. Grey no sabía, podía ni quería amar, en tanto que Anastasia no podía aceptar ese modus vivendi y, lo más imposible, renunciar al suyo propio, que incluía paseos, cine, amor ... fidelidad.
Fidelidad. Algo parecido une a Procurador y Abogado, deduzco, cuando oigo hablar de "mi Procurador", aunque no creo que se refiera un sentimiento, sino más bien a costumbre ... o algo así (confieso que, en este sentido, aún me hallo algo confusa). Y es que cada Procurador debe trabajar con el mayor número posible de Abogados si quiere llegar a fín de mes. En cambio, los Abogados parecen tener un sólo Procurador a quien le entregan la representación de todos sus clientes. A veces confían en su trabajo, en algunas ocasiones se quejan más de una y dos veces ... pero siempre vuelven a él.
Lo que me lleva a concluir que son más "fieles" los Abogados que los Procuradores, a los efectos de este "entretenimiento" en el que me embarco entre estas líneas.
En cuanto a mí ... ya me han jurado "fidelidad" tanto desde el punto de vista personal como profesional (Dios mío ... porqué me pasan a mí estas cosas ...) y sólo puedo decir que si a Ellie Goulding le va bien su "love me like you do", enhorabuena. Por lo que a mí respecta ...
Gracias. Pero no ... porque lo terrible de una promesa es ... que no se cumpla.
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