"La verdad nunca es una", "la verdad está sobrevalorada", "una mentira, mil veces repetida, se convierte en verdad"... Vaya: que estamos cansados de los mil y un lugares comunes acerca de la "verdad", cuando la Verdad se define de forma tan sencilla como la coincidencia entre la afirmación y los hechos. ¿Sencillo?: No tanto.
Imagino que la Verdad, en cada quien, es una cuestión a veces tan abstracta como la Etica o la Conciencia; fisiológica y dependiente del estado de nuestro sistema límbico ... al fín y a la postre, hay tantos condicionantes en "una verdad", como personas sobre el Planeta.
Evidentemente, sólo uno mismo conoce cómo se enfrenta a la Verdad, y lo difícil que resulta, a veces, encararla o, incluso, "rodearla". Y me explico:
.- Cuántas veces una mamá orgullosa de su retoño nos lo presenta en pleno berrinche, teñido de un rojo alarmante, y gritando como si su garganta fuese a explotar en menos de diez segundos.
Francamente, en casos como éste, no "me sale" un "qué mono es" ... sino algo que puede dejar a la madre descolocada, pero que a mi Conciencia le vale: "No cabe duda de que tiene los pulmones bien desplegados".
Cuando la madre te mira con la expresión atónita, y adivinas que está pensando "lo tuyo no es normal", te das cuenta de que has dado una respuesta más propia de un Savant o del mismísimo Sheldon Cooper. Y puede que te sientas mal por ella, pero si tu molesta Conciencia no replica, todo va bien. Porque no sólo no has dicho ninguna mentira sino que, además, has dicho la verdad ... rodeando la evidencia. Al menos la que tú percibes en ese momento.
Si no tienes nada agradable que decir, mejor no digas nada. Creo que la Verdad tiene sus propias reglas, entre las que se encuentra la que para mí es más importante: "No hagas daño". Y aquí es donde podemos encontrarnos en un juego verdaderamente diabólico, extenuante y más propio de un campeonato de ajedrez, valorando sobre la marcha todas las consecuencias antes de "soltar" nuestra verdad:
.- Si vas a espetarle a una persona enferma "qué mala cara tienes hoy, perdona que te lo diga", no te puede extrañar que el susodicho se moleste, PORQUE YA SABE QUE NO TIENE BUENA CARA. No hace ninguna falta que le cuentes una verdad que lleva escrita día tras día, y de la que es consciente desde que se levanta hasta que se acuesta. Y te perdonará la idiotez y poco tacto que denota tu frase, simplemente porque esa frase te hace a tí más digno de compasión que al enfermo que la recibe.
Si no fuese porque muchas personas respetan las "reglas de la Verdad", nos pasaríamos el día escuchando y soportando cosas como "no te ofendas, pero estás muy estropead@", "No te ofendas, pero has engordado un montón y deberías adelgazar", "perdona que te diga que estás muy delgad@ y te han salido muchas arrugas", etc., etc.
Lo más curioso es que, habitualmente, quien comienza esas frases con el consabido "perdona" y "no te ofendas", se pone la tirita antes de la herida, porque sabe que va a ofender.De esta manera, se perdona a sí mismo, sin importarle si la otra persona siente lo mismo. Le trae al pairo. Ha dicho "su verdad" y el otro se aguanta.
Cuando conozco bien a la persona, y sé positivamente que entiende la ironía (y si no puedo evitarlo, el sarcasmo), no dudo en usarlo como respuesta a una "verdad" ofensiva. De hecho, cuando mi hijo y yo nos "enzarzamos" en discusiones bizantinas y más o menos delirantes, solemos terminarlas alguno de los dos con un "zasca" (dialéctico, oiga)y la consiguiente carcajada del otro. Pero, como digo, a veces la ironía no es posible con algunas personas.Y si no es posible la ironía, ni el sarcasmo, ni responder a una verdad mal educada con otra peor educada aún o incluso sangrante, porque tu Conciencia no te lo permite, lo mejor es optar por alejarse de esas situaciones y personas.
Y después de ésto, que pretendía ser una introducción a la "Verdad" (y creo que se me ha ido algo de las manos") entramos en la "Verdad" jurídica:
Este final del pasado mes de Octubre, ha sido bastante caótico, tomando decisiones para escoger de entre lo malo lo menos malo. Y es que cuando las cosas se tuercen, nunca hay una "·buena" salida. En semejantes situaciones siempre escojo la VERDAD. por varias razones, pero la principal es que si el Magistrado va a encontrar mentiras entre las alegaciones de las partes, vale más que las encuentre en las de tu oponente.
.- Gestos: La otra cara de la Verdad, la Mentira, que es lo mismo que el Vacío a la Materia, tiene de ordinario más dificultades para sostenerse sobre sus patas que la Verdad: Dicen que para mentir es imprescindible tener buena memoria. Y es cierto. Porque la Mentira suele enredarse tanto y durante tan largo tiempo sobre sí misma, que el mentiroso que no recuerda como empezó puede verse atado de por vida.
Los Magistrados en Sala suelen prestar atención no sólo a lo que se dice. También a lo que "se hace": suelen estar pendientes de los gestos del acusado-imputado-investigado, hasta el punto de que no se les escapa ni aún una ligera sonrisa que pueda esbozar escuchando la declaración del perjudicado ... y puede que, a quien lea ésto, le resulte imposible: pero tengo que advertir de que esos gestos, o ausencia de ellos, son tan importantes en la redacción de una sentencia como los mismos hechos. Porque el Magistrado busca la Verdad también a través de los gestos, y sabe que el lenguaje corporal puede resultar muy revelador.
.- Contradicción: El Magistrado que lee una afirmación en una demanda y se encuentra en unas alegaciones con "matices" a esa verdad, encenderá la luz de alarma. No se puede afirmar en una demanda que el demandado no abonó nada de la suma que se reclama y "descolgarse" en la Audiencia Previa, la Vista o unas alegaciones complementarias con un "bueno ... es que, lo que es pagar, algo sí pagó".
No sólo perderás las costas, como mínimo, sino que quedarás ... fatal.
.- ¿Quién lleva consigo la razón?: Y, por tanto, al menos una parte de la Verdad. Quien no ha mentido. No ya quien ha dicho toda la verdad y nada más que la verdad, sino aquél cuya postura presenta apariencia de verdad, porque coincide con los hechos o los hechos no lo han desmentido. Si un demandado aduce que no debe nada, y en un momento del procedimiento ve que la cosa se le tuerce y afirma indignado que pagó lo que pagó y que no va a estar pagando por una obra toda la vida, ¿qué crees que pensará el Magistrado?. Que debe "algo". Y tan sólo le quedará por determinar cuánto se adeuda exactamente.
Claro que la Verdad y la Mentira dependen también de la habilidad de quien las expone ... ¿O hablamos de manipulación? ...pero éste es ya otro tema y da para más tiempo del que dispondré en mis próximas siete vidas ...
Sólo quiero aclarar un punto: una cosa es la estrategia jurídica y otra la Mentira pura y dura. La primera tiene probabilidades de éxito que la segunda nunca tendrá (si todo va bien ... porque nuestro Mundo no es perfecto).
Imagino que la Verdad, en cada quien, es una cuestión a veces tan abstracta como la Etica o la Conciencia; fisiológica y dependiente del estado de nuestro sistema límbico ... al fín y a la postre, hay tantos condicionantes en "una verdad", como personas sobre el Planeta.
Evidentemente, sólo uno mismo conoce cómo se enfrenta a la Verdad, y lo difícil que resulta, a veces, encararla o, incluso, "rodearla". Y me explico:
.- Cuántas veces una mamá orgullosa de su retoño nos lo presenta en pleno berrinche, teñido de un rojo alarmante, y gritando como si su garganta fuese a explotar en menos de diez segundos.
Francamente, en casos como éste, no "me sale" un "qué mono es" ... sino algo que puede dejar a la madre descolocada, pero que a mi Conciencia le vale: "No cabe duda de que tiene los pulmones bien desplegados".
Cuando la madre te mira con la expresión atónita, y adivinas que está pensando "lo tuyo no es normal", te das cuenta de que has dado una respuesta más propia de un Savant o del mismísimo Sheldon Cooper. Y puede que te sientas mal por ella, pero si tu molesta Conciencia no replica, todo va bien. Porque no sólo no has dicho ninguna mentira sino que, además, has dicho la verdad ... rodeando la evidencia. Al menos la que tú percibes en ese momento.
Si no tienes nada agradable que decir, mejor no digas nada. Creo que la Verdad tiene sus propias reglas, entre las que se encuentra la que para mí es más importante: "No hagas daño". Y aquí es donde podemos encontrarnos en un juego verdaderamente diabólico, extenuante y más propio de un campeonato de ajedrez, valorando sobre la marcha todas las consecuencias antes de "soltar" nuestra verdad:
.- Si vas a espetarle a una persona enferma "qué mala cara tienes hoy, perdona que te lo diga", no te puede extrañar que el susodicho se moleste, PORQUE YA SABE QUE NO TIENE BUENA CARA. No hace ninguna falta que le cuentes una verdad que lleva escrita día tras día, y de la que es consciente desde que se levanta hasta que se acuesta. Y te perdonará la idiotez y poco tacto que denota tu frase, simplemente porque esa frase te hace a tí más digno de compasión que al enfermo que la recibe.
Si no fuese porque muchas personas respetan las "reglas de la Verdad", nos pasaríamos el día escuchando y soportando cosas como "no te ofendas, pero estás muy estropead@", "No te ofendas, pero has engordado un montón y deberías adelgazar", "perdona que te diga que estás muy delgad@ y te han salido muchas arrugas", etc., etc.
Lo más curioso es que, habitualmente, quien comienza esas frases con el consabido "perdona" y "no te ofendas", se pone la tirita antes de la herida, porque sabe que va a ofender.De esta manera, se perdona a sí mismo, sin importarle si la otra persona siente lo mismo. Le trae al pairo. Ha dicho "su verdad" y el otro se aguanta.
Cuando conozco bien a la persona, y sé positivamente que entiende la ironía (y si no puedo evitarlo, el sarcasmo), no dudo en usarlo como respuesta a una "verdad" ofensiva. De hecho, cuando mi hijo y yo nos "enzarzamos" en discusiones bizantinas y más o menos delirantes, solemos terminarlas alguno de los dos con un "zasca" (dialéctico, oiga)y la consiguiente carcajada del otro. Pero, como digo, a veces la ironía no es posible con algunas personas.Y si no es posible la ironía, ni el sarcasmo, ni responder a una verdad mal educada con otra peor educada aún o incluso sangrante, porque tu Conciencia no te lo permite, lo mejor es optar por alejarse de esas situaciones y personas.
Y después de ésto, que pretendía ser una introducción a la "Verdad" (y creo que se me ha ido algo de las manos") entramos en la "Verdad" jurídica:
Este final del pasado mes de Octubre, ha sido bastante caótico, tomando decisiones para escoger de entre lo malo lo menos malo. Y es que cuando las cosas se tuercen, nunca hay una "·buena" salida. En semejantes situaciones siempre escojo la VERDAD. por varias razones, pero la principal es que si el Magistrado va a encontrar mentiras entre las alegaciones de las partes, vale más que las encuentre en las de tu oponente.
.- Gestos: La otra cara de la Verdad, la Mentira, que es lo mismo que el Vacío a la Materia, tiene de ordinario más dificultades para sostenerse sobre sus patas que la Verdad: Dicen que para mentir es imprescindible tener buena memoria. Y es cierto. Porque la Mentira suele enredarse tanto y durante tan largo tiempo sobre sí misma, que el mentiroso que no recuerda como empezó puede verse atado de por vida.
Los Magistrados en Sala suelen prestar atención no sólo a lo que se dice. También a lo que "se hace": suelen estar pendientes de los gestos del acusado-imputado-investigado, hasta el punto de que no se les escapa ni aún una ligera sonrisa que pueda esbozar escuchando la declaración del perjudicado ... y puede que, a quien lea ésto, le resulte imposible: pero tengo que advertir de que esos gestos, o ausencia de ellos, son tan importantes en la redacción de una sentencia como los mismos hechos. Porque el Magistrado busca la Verdad también a través de los gestos, y sabe que el lenguaje corporal puede resultar muy revelador.
.- Contradicción: El Magistrado que lee una afirmación en una demanda y se encuentra en unas alegaciones con "matices" a esa verdad, encenderá la luz de alarma. No se puede afirmar en una demanda que el demandado no abonó nada de la suma que se reclama y "descolgarse" en la Audiencia Previa, la Vista o unas alegaciones complementarias con un "bueno ... es que, lo que es pagar, algo sí pagó".
No sólo perderás las costas, como mínimo, sino que quedarás ... fatal.
.- ¿Quién lleva consigo la razón?: Y, por tanto, al menos una parte de la Verdad. Quien no ha mentido. No ya quien ha dicho toda la verdad y nada más que la verdad, sino aquél cuya postura presenta apariencia de verdad, porque coincide con los hechos o los hechos no lo han desmentido. Si un demandado aduce que no debe nada, y en un momento del procedimiento ve que la cosa se le tuerce y afirma indignado que pagó lo que pagó y que no va a estar pagando por una obra toda la vida, ¿qué crees que pensará el Magistrado?. Que debe "algo". Y tan sólo le quedará por determinar cuánto se adeuda exactamente.
Claro que la Verdad y la Mentira dependen también de la habilidad de quien las expone ... ¿O hablamos de manipulación? ...pero éste es ya otro tema y da para más tiempo del que dispondré en mis próximas siete vidas ...
Sólo quiero aclarar un punto: una cosa es la estrategia jurídica y otra la Mentira pura y dura. La primera tiene probabilidades de éxito que la segunda nunca tendrá (si todo va bien ... porque nuestro Mundo no es perfecto).
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