Ciertamente, Valle-Inclán, escritor español, perteneciente al movimiento que se dio en llamar Generación del 98, y creador del género literario denominado "esperpento", allá donde esté debe estar contemplando, absolutamente anonadado, hasta qué extremo este país ha llevado el dspropósito a la política y la vida.
Llevamos años y años escuchando, padeciendo, soportando, todos los espàñoles, el despropósito de algunos políticos, catalanes y no catalanes, acerca de Cataluña, si idiosincrasia, lo que desea, lo que no, su Historia, real o inventada ... y francamente, estoy más que saturada.
Es difícil posicionarse cuando alguien se empecina en lo que quiere, sin saber cómo lo quiere, ni las consecuencias que para otros traerá lo que quiere. Porque ahí, creo yo, es donde radica siempre el problema, cuando alguien se escuda en su "libertad" sin pensar en que su ejercicio puede estar pisoteando el derecho y la libertad de otros.
Creo firmemente que el dinero que entre todos pagamos al erario público debe invertirse en sanidad, cultura, en ayudas a las familias y personas más desprotegidas... que ningún ser humano ha nacido para verse solo, abandonado, desesperado, marginado ... que las vergüenzas de nuestro Mundo son el hambre, la guerra y la soledad. Creo que la impotencia y desesperación de verse arrojado de tu tierra, de tus raíces, es el sentimiento más triste y desolador que pueda existir.
Y que cuando este Planeta nos trae, día sí y día también, tantos acontecimientos siniestros, tristísimos, tanta miseria provocada por conflictos tan difíciles, a veces de entender, se me antoja esperpéntico que se creen situaciones como la de Catraluña:
Una tierra próspera, poblada por gente trabajadora de muchos credos y procedencias, a la que los políticos llevan años dirigiendo hacia un camino cuyo final ni siquiera ellos conocen. Porque, que yo sepa, detrás de una convocatoria de referéndum, nunca ha exisitido concreción. Es decir: una vez ganado el referéndum, nos declaramos independientes del Reino-Estado español, nos buscamos nuestro suministro energético, solucionamos problemas con las nuevas fronteras y aduanas, con organismos internacionales, la exportación de nuestros productos y la importación de los suministros que hasta ahora veníamos percibiendo como españoles, etc., etc.
Nunca he oído a un político catalán atar cabos sobre "el día de después".
Esto es como un "lanzarse a la piscina, y a ver qué pasa".
Resultado: improvisamos un referéndum, para que opinen y decidan sólo los catalanes, y si nos lo declaran ilegal, seguimos adelante, porque como ya no nos consideramos españoles, nos importan un bledo las normas del Estado.
Y contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar. Pero lo que estamos viviendo hoy y días y años anteriores, no tiene sentido.
El Gobierno catalán se gasta los cuartos de la sanidad en embajadas y delegaciones "diplomáticas" en Narnia, Nuncalandia, Fantasia, Poniente, Reino de Dorne y demás. Porque para el éxito obteniso, igual da que sean reales o no. Y en contratar informáticos para votar telemáticamente (igual que en Eurovisión), y urnas de cartón en las que cualquiera puede meter la mano hasta el codo. Y papeletas que cada quien termina imprmiendo en su casa y ...
Me gustaría comentar tantas cosas ... pero hoy sólo siento vergüenza. de lo que ha pasdo y de lo que está pasando. Y sigo insistiendo en la postura que he mantenido ante este despropósito: dejadles votar.Votarán en un reféndum de farsa, sin validez ninguna. Pero votarán.
En este momento lo único que hay en los diarios es lo que perseguían los políticos catalanes: fotografías de cargas policiales y heridos. Seguro que están felices: han conseguido lo que pretendían, como siempre, a costa de los ciudadanos, de Cataluña y de España.
Repugnante.
Llevamos años y años escuchando, padeciendo, soportando, todos los espàñoles, el despropósito de algunos políticos, catalanes y no catalanes, acerca de Cataluña, si idiosincrasia, lo que desea, lo que no, su Historia, real o inventada ... y francamente, estoy más que saturada.
Es difícil posicionarse cuando alguien se empecina en lo que quiere, sin saber cómo lo quiere, ni las consecuencias que para otros traerá lo que quiere. Porque ahí, creo yo, es donde radica siempre el problema, cuando alguien se escuda en su "libertad" sin pensar en que su ejercicio puede estar pisoteando el derecho y la libertad de otros.
Creo firmemente que el dinero que entre todos pagamos al erario público debe invertirse en sanidad, cultura, en ayudas a las familias y personas más desprotegidas... que ningún ser humano ha nacido para verse solo, abandonado, desesperado, marginado ... que las vergüenzas de nuestro Mundo son el hambre, la guerra y la soledad. Creo que la impotencia y desesperación de verse arrojado de tu tierra, de tus raíces, es el sentimiento más triste y desolador que pueda existir.
Y que cuando este Planeta nos trae, día sí y día también, tantos acontecimientos siniestros, tristísimos, tanta miseria provocada por conflictos tan difíciles, a veces de entender, se me antoja esperpéntico que se creen situaciones como la de Catraluña:
Una tierra próspera, poblada por gente trabajadora de muchos credos y procedencias, a la que los políticos llevan años dirigiendo hacia un camino cuyo final ni siquiera ellos conocen. Porque, que yo sepa, detrás de una convocatoria de referéndum, nunca ha exisitido concreción. Es decir: una vez ganado el referéndum, nos declaramos independientes del Reino-Estado español, nos buscamos nuestro suministro energético, solucionamos problemas con las nuevas fronteras y aduanas, con organismos internacionales, la exportación de nuestros productos y la importación de los suministros que hasta ahora veníamos percibiendo como españoles, etc., etc.
Nunca he oído a un político catalán atar cabos sobre "el día de después".
Esto es como un "lanzarse a la piscina, y a ver qué pasa".
Resultado: improvisamos un referéndum, para que opinen y decidan sólo los catalanes, y si nos lo declaran ilegal, seguimos adelante, porque como ya no nos consideramos españoles, nos importan un bledo las normas del Estado.
Y contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar. Pero lo que estamos viviendo hoy y días y años anteriores, no tiene sentido.
El Gobierno catalán se gasta los cuartos de la sanidad en embajadas y delegaciones "diplomáticas" en Narnia, Nuncalandia, Fantasia, Poniente, Reino de Dorne y demás. Porque para el éxito obteniso, igual da que sean reales o no. Y en contratar informáticos para votar telemáticamente (igual que en Eurovisión), y urnas de cartón en las que cualquiera puede meter la mano hasta el codo. Y papeletas que cada quien termina imprmiendo en su casa y ...
Me gustaría comentar tantas cosas ... pero hoy sólo siento vergüenza. de lo que ha pasdo y de lo que está pasando. Y sigo insistiendo en la postura que he mantenido ante este despropósito: dejadles votar.Votarán en un reféndum de farsa, sin validez ninguna. Pero votarán.
En este momento lo único que hay en los diarios es lo que perseguían los políticos catalanes: fotografías de cargas policiales y heridos. Seguro que están felices: han conseguido lo que pretendían, como siempre, a costa de los ciudadanos, de Cataluña y de España.
Repugnante.
✍ ¿Quieres hacer algún comentario? ✍