{Me explico:
Hace algo más de dos semanas, mi madre (que vive sola y "pasa olímpicamente" de venirse a vivir cnmigo o con alguno de mis hermanos), sufrió un accidente "casero":
Ese Domingo habíamos salido a comer juntas y acababa de dejarla en su casa. Al parecer (porque yo ya no me enteré hasta que me llamaron para decirme que estaba en el HUCA) se golpeó una pierna contra el borde una mesa baja ... y se "desgració"... hasta el punto de dejarse la piel en el suelo (literalmente) y perder tanta sangre como para que el suelo de su dormitorio pareciese la escena de un crimen (hasta las once de la noche estuve fregando y, pido perdón a los estómagos sensibles, recogiendo sangre ya coagulada. Tiene buenas plaquetas).
La piel de mi madre es tan fína que cualquier golpe, en lugar de provocarle un hematoma (moretón, moratón, cardenal) la desgarra como si hubiese tropezado con una katana.
A pesar de saber de memoria mis números de teléfono, a pesar de tener contratado un servicio de tele-asistencia con la Cruz Roja (lleva un medallón al cuello, con un pulsador que la pone en contacto con la centralita) y de saber que el número de urgencias es el 112, se puso tan nerviosa al ver que no podía contener el flujo de sangre, que sólo atinó a marcar el 092.
Cuando regresamos a su casa, después de 17 puntos de sutura, un "chute" de penicilina (que le provocó reacción alérgica, pero ésta es otra historia) y todos más calmados, mi madre sólo tenía palabras de agradecimiento para los Policías Locales que acudieron a ayudarla:
Cortaron el pantalón que llevaba, para exponer la pierna y auxiliarla mejor, y contuvieron la hemorragia. Escogieron la ropa con la que vestirla mientras llegaba la ambulancia que llos mismos solicitaron. Le elevaron un poco la pierna afectada, una vez le prestaron los primeros auxilios ...
En fín: No sólo la ayudaron en todo lo humanamente posible y más allá, sino que mi madre recuerda el buen humor con el que lo realizaron todo: intentando animarla, sin dejar de sonreirle y ofreciéndose para mil detalles (apagar la televisión, cerrar la puerta con llave ...). La palabra que lo resume todo es ENCANTO. Todo lo que va más allá de bueno, lo define mi madre así. Y casi tres semanas después del accidente, sigue hablando de "aquéllos muchachos tan encantadores, que la ayuaron tanto y la trataron con tanto cariño".
También está muy agradecida a la médico que la compañaba en la ambulancia (y a la que enontramos, de nuevo, días después en el Ambulatorio, donde acudimos por la reacción alérgica a la penicilina: casualmente estaba de guardia ese día).
Y, en fín: Desde aquél día no deja de pensar en que necesita agradecer a la Policía Local de Oviedo cuanto hicieron por ella. Esta es nuestra manera de mostrar una pequeña parte de nuestro agradecimiento: intentando hacer llegar al mayor número posible de personas, el gran y buen trabajo que la Policía Local desarrolla cada día.
Mil gracias por su trabajo, cientos de miles por el cariño con el que lo desempeñan.
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